Del Campo a la Mesa: énfasis en las comunidades agrícolas

El gran reto en el rubro agrícola es que las comunidades logren un pago justo y equitativo por el duro trabajo llevado a cabo en los campos de labranza. Llevar frutas y vegetales a manos del consumidor casi siempre representa fuertes ganancias para los intermediarios, y poca remuneración para quienes siembran y cuidan la cosecha. Y aunque la labor del intermediario es importante, es prioritario que los agricultores reciban una remuneración adecuada al trabajo agrícola que llevan a cabo.

El Plan de Gobierno de la Presidenta Xiomara Castro en su segundo punto establece que el fin del Estado es la protección de los derechos del pueblo soberano, siendo la defensa del derecho a la remuneración justa y equitativa uno de los pilares que, entre otros actores, involucra a la SETRASS. Y aunque temas como los efectos del cambio climatico, la escasez de agua y la informalidad laboral agraven la ecuación, urgen estrategias que permitan a las comunidades agrícolas mejorar sus oportunidades de progresar.

Como respuesta a este desafío,  en el marco de la Política Nacional de Empleo (PNEH) la Secretaria de Agricultura con el Apoyo de la Secretaria de Trabajo y Seguridad Social y del Programa Euro Empleo financiado por la Unión Europea, ahora disponen de una Estrategia Nacional Sectorial de Agricultura por contrato con el objetivo de beneficiar a un estimado de 120 mil agricultores al “brindar a los pequeños y medianos productores rurales la oportunidad de vender por anticipado su producción agrícola, con términos y condiciones previamente pactados, gestionando para ello acuerdos comerciales con mercados formales, y facilitando el acceso de los productores a servicios de acompañamiento e incentivos específicos, que favorezcan la venta formal de su producción en esquemas de Agricultura por Contrato.

 

Para validar esta Estrategia se diseñó y acompañó la ejecución de un Proyecto Piloto en el departamento de El Paraíso, específicamente en cultivos de plátano en el municipio de Morocelí. Se beneficiaron 40 pequeños productores(as) con 40 manzanas de siembra, mejorando sus ingresos a través de la comercialización del plátano con compradores formales a través del incremento de volúmenes de producción, y estabilización de precios acordados con un margen de rentabilidad promedio de 40%.

 

Con esta actividad, se enfrentan los desafíos que representan las largas cadenas de intermediación, que no solo resultan en costos adicionales al consumidor final sino que generan pérdidas en el valor de los productos a los agricultores. Con proyectos como este se contrarresta la baja agregación de valor que limita el potencial económico y competitividad del sector. Se reduce también la distribución desigual de utilidades en las cadenas que tanto agrava las disparidades económicas.

Pero el camino hacia la protección del agro apenas comienza. Es preciso articular esfuerzos para contrarrestar la elevada vulnerabilidad climática del país, enfatizada por la Presidenta Castro en su discurso ante la Asamblea de Naciones Unidas en fechas recientes. Igualmente, establecer mecanismos de solución para corregir la carencia de agua y la informalidad laboral en el sector rural que  asciende al 80% . A la fecha apenas  2 de cada 10 quintales de productos agrícolas son exportados. Dicha situación se traduce en una balanza comercial agrícola deficitaria con respecto a Centroamérica, los Estados Unidos, Canadá y Europa. Así las cosas, este panorama requiere enfoques integrales para mejorar la eficiencia, el valor agregado y la equidad en la distribución de beneficios. Es un comienzo pequeño como un grano de mostaza, pero con el potencial, con el acompañamiento de las autoridades, puede convertirse en un fuerte apoyo para las comunidades agrícolas, que les ayudará a crecer y fortalecerse.

En este video, algunos de los actores que participaron en este proyecto piloto.

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